lunes, diciembre 31, 2007

Imsomnio de una noche de verano

Ausente el sueño, dispongo mis ojos a enfocar paisajes.
El animal que guarda un dueño, enfoca sus orejas en la lejanía, mientras dos manos femeninas acarician el contorno de mi cara,
La casa se llena de luces cegadoras, de esas que son luces comunes, bajo la tiranía del sol.
Puedo ver entonces las sombras que todo lo empaquetan, y salgo sin rumbo en la cerrada noche.
Las calles son mas largas a esta hora, los ruidos más fuertes, y así todo.
Sobre la cima de un amor, dos pibes se miden la hombría a golpes, los dos van a perder, dejando paso a un eventual tercero. La piba lo sabe y no lo dice, es en vano.
Más allá corre un río de alcohol, escondido detrás de una humareda. Las risas son entonces bardas que enfocan el curso del líquido.
Casi no logra equilibrio ese del rincón, que evacua sus efluvios sin saber de que manera.
Envidio su estado, tan parecido a la actividad onírica, que no puedo conseguir.
Golpetea lejanamente un ritmo electronico de brazos levantados y bocas secas.
Una mesera mira su reloj y ve tres horas que aun no corrieron en su muñeca.
En una vidriera dos maniquíes montan show de modas para nadie que pasa.
En otra, nadie ve las ofertas del último best seller.
Doblo en una esquina, para no ir en contra del protocolo, y el mar me cuenta un par de cosas, secretos líquidos, gritos de salitre, murmullo de olas.
El frío de la madrugada me invade, o se siente como en casa, y yo resisto estoicamente
un poco más.
Después, me dejo vencer por el cansancio y vuelvo a las sombras, las luces, y las manos.

domingo, noviembre 25, 2007

nostalgias

Tengo nostalgia de un tiempo no vivido. Nostalgia de un fogón repleto de arboles extintos, de una guitarra sin cuerdas que revienta de impotencia. Extraño un olor de especias muy picante, salpicado en un cordero asado. También un vino añoso de preferencia tinto, endulzado con mirra y miel. Tengo nostalgia de pelea, con algún matoncito de perdida esquina, en una noche de luna, sin más armas que un cuchillo y la inconsciencia. Quiero recorrer de nuevo el burdel de vírgenes que jamás me han besado, y cuarentonas que jamás me han guiado. Deseo volver a encabezar las listas negras de la sociedad blanca. Añoro un mundo de dragones relajados, y doncellas sin tapujos. Tengo nostalgia de un tiempo no vivido. Pero entonces apareces vos, y todo me parece más lejano. Solo queda tu mirada y mi olvido, combinación suficiente para dormir la siesta apretaditos, sin después a la vista.

viernes, febrero 09, 2007

planes

Ayer hacía calor, mucho, casi agobiante, cuarenta y dos grados de calcinante pesadez, más aun para un patagónico acostumbrado al sol sin tibieza del invierno.
Ayer sin embargo, yo tenía una profunda calma, y el alivio del mar deviniendo en mi piel, humedeciendo mis poros, enfriando el táctil sentido de mis cosas.
Ayer pasaban señoritas, livianas de ropa, semidiosas de lentes de marca y sonrisa de estrella pop.
Ayer me tome un helado en una heladería para no ir en contra de ningún protocolo, y aunque parezca un acto rutinario, lo disfruté con intensidad.
Ayer transpire de lo lindo mientras transitaba el camino de vuelta a la casa, lógico que cuando llegué, me senté bajo el árbol y después de regar el patio, me dispuse a degustar el amargo mate que suele ser tan placentero, mirando la pared medianera como si fuera una quimera lejana.
Ayer se fué lento, al cansino paso del sol, que sabedor milenario de su efecto, se descarga inclemente sobre la siempre desprevenida tierra.
Pero bueno…
Eso fue ayer. Hoy, que esta fresquito, casi apropiado para el disfrute patagónico, que las nubes contienen la salvaje naturaleza del sol, que la tierra esta atenta; hoy me levante con ganas de pensarte, y eso malogra los planes mas divinos.

domingo, enero 21, 2007

desacuerdo

Sentado en el frente de su casa, mira el horizonte como un amigo cercano. De hecho, el horizonte para el esta tan cerca que sobre su línea deposita recuerdos y errores ya pasados antes que sueños y aspiraciones imposibles.
Ya vivió una larga existencia de frustraciones y logros. Tuvo a su merced el corazón de alguna dama, y en su inexperiencia, lo exprimió como quien aprieta hasta la muerte, un pájaro que comía de la mano. Pasó por la larga y dolorosa prueba de la mujer que lo abandonó por otro, lloró mares escondido en algún rincón sucio y oscuro, para expiar la contaminante estela de una herida que aun hoy, no termina de doler.
Se dio cuenta de la vileza del hombre como especie y de la increíble bondad que surge de la misma existencia.
Tuvo descendencia y alguna vez le cortó el vuelo por el simple hecho de tenerlos cerca, de no dejarlos valerse por si mismos.
Hoy se asoma todos cada mañana al Acherón, y conversa sobre sus dolores óseos con Caronte.
Sin embargo, casi ilógicamente aparece su chica, esa que lo acompaña desde hace cincuenta años, y lo besa apasionadamente.
En ese rutinario y maravilloso momento redime su vida hasta que las renovadas ganas de vivir le otorgan otra jornada en la tierra de los vivos.
Caronte se aleja frustrado, su vil pago deberá esperar. Tendría que estar feliz, su empresa recolecta más pasajeros cada día pero, ¿se imaginan a Caronte feliz? El tampoco se atreve a hacerlo.

viernes, enero 05, 2007

sincronizados

La muchacha mueve sinuosamente sus hormonas. Sabe que los demás piensan que es hermosa; se sabe hermosa. Camina la calle destapando imaginaciones de romance. Se convierte en múltiple amor platónico de los cientos que patrullan el paisaje buscando utopías.
No se porque las esquinas tienen ese imán para los hechos, todo pasa en una esquina, nunca en mitad de cuadra….
El caso es que en una de esas esquinas, la linda chica se cruza con un muchacho, nada especial, pero hay algo; ese no se que, esa simbiosis que provoca confusión.
“por casualidad”, la chica necesita saber que hora es, y “por casualidad”, el chico tiene hora. Y empieza el tiempo a ser extraño cupido de ese par.
Se ven, se acuerdan, se conocen, se esperaban, se enamoran.
A dos cuadras exactas (porque el destino tiene esos caprichos) hay otro par que se cruza, podrían ser una futura pareja de enamorados, como los dos que acaban de conocerse…
Pero la chica no quiere saber la hora, y el pibe no usa reloj.
Avatares del tiempo, caprichos del destino, o balance de la vida, quien sabe…