lunes, noviembre 06, 2006

protesta

Empiezan temprano...Los bombos, las gomas, las ollas, las pancartas, los “pesados”. Todo en orden.
Del otro lado también…los cascos, los escudos, las cachiporras, los gases, los “pesados”. Todo en orden.
El ejercicio es usual, casi mecánico. De un lado cantan, reclaman, insultan, y de vez en cuando alguien con un gran megáfono, organiza movimiento y reclamo.
Del otro lado esperan, saben que en algún momento, algo va a pasar. Escudos bajos, bastones en mano.
Y lo que esperan, pasa
Un manifestante tira una piedra, y luego otro, la andanada de gases no se hace esperar. Como en un desorganizado concierto, piedras y gases, vuelan de un lugar a otro, trazando parábolas de intolerancia.
Segunda fase, los tiros. Para dispersar agitadores, la policía se vale de “pacificadoras” balas de goma. En la plaza-campodebatalla, suenan los estruendos de una escopeta, que impone el orden, y lacera espaldas. Una piedra se queja de la injusticia, y ajusticia una cabeza.
Pronto, la marcha se dispersa por calles aledañas, siempre en una danza de tiros y puteadas. Un huelguista del frente, considera que ha llegado el tiempo de la honrosa retirada, que cubre con un manto de aceite y nafta. El fuego se propaga, esparciendo antinomias, y los agentes del orden se desbandan, solo para rearmarse en otro sector, siguiendo con su llamado a la paz del gatillo.
Al final, tres horas y un montón de odio después, el saldo es claro.
Ocho policías y treinta manifestantes heridos. Doce agitadores presos… y ningún reopositor de paz.
Ah, en la plaza, un nogal, centenario, donde alguna vez han jugado juntos el agitador, el intendente, y el policía, termina de prenderse fuego estoicamente, como se prenden los árboles.
No va a aparecer en la estadística esa muerte, porque; quien sabe lo que reclamaría.
Lo cierto es que mañana, no habrá una turba de árboles pidiendo justicia, por el nogal caído.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo cierto es que mientras el humo anuncia al universo que se han peleado los hombres, un ángel aúlla.
Acampa cerca y observa.
Quizá está esperando a que lleguen bomberos, y con ellos el agua; pero yo pienso que les pide que los salve, a los hombres, de ahogarse con sus propias lágrimas, mientras en el fuego, el árbol, que ignora esos planes divinos, se inmola en sacrificio, quitándose de enmedio.

Gracias por tu hermoso relato
Liv.