sábado, septiembre 13, 2008

La última sonrisa

Estabas sentada al fondo del largo salón. La luz casi no daba en tus ojos tapados de negro y purpurina.
La sonrisa primera fue para la noche, y surtió su perseguido efecto, me sentí celoso.
Después, el humo borroneo eficazmente el camino de las horas, desparramando olvidos y parchando rutinas con tragos multicolores.
Casi puede decirse que no había nadie cuando te vendí una parte de mi boca, que tus piernas compraron sin mirar la letra chica.
La segunda sonrisa fue para la luna, que dejó al descubierto tu espalda y mis latidos.
Todo tu corpóreo discurso fue saludado por una ovación de los sentidos.
Cuando finalmente la cordura paso revista en la mañana, yo sostenía una mentira que te deje como ofrenda en la mesa de luz.
Sonreíste, mientras contabas panaceas, con presicion de matemático.Mas tarde en medio de la brisa, mientras refugiaba mis manos en los bolsillos, antes cargados de esperanza y ahora vacíos de ansiedades, sostuve una certeza que por engañosa resultó sublime. La última sonrisa había sido para mí.